Las Políticas Públicas pueden definirse de formas diversas y diversas también pueden ser las formas de analizarlas. Este artículo pone en perspectiva las Políticas Públicas como Procesos (PPP) y algunas de las distintas formas de abordaje. Al final se propone un modelo básico para analizar las propuestas de plataformas políticas, centrándose en una visión de componentes que hagan que las políticas logren los objetivos que justifican su diseño.
Inicialmente, la forma de definir las políticas es diversa. Entre nueve definiciones de Política Pública se encuentran en un extremo las que describen posturas que buscan pasar desapercibidas, sin manifestaciones, ni enunciados, ni objetivos explícitos; por otra parte están las que buscan exponer información de forma amplia y cuyo espíritu radica en delinear un proceso que sea sujeto de gestión .
El PPP ha sido estudiado por varios autores, existen recuentos importantes, que parten del famoso Proceso heurístico, hasta los que abordan sistemas más modernos con modelos de redes o de difusión, ( De León 1997 y Sabatier 2007).
Para ciertos fines, es oportuno ver las políticas como proceso complejos. Tommasi (2006) desarrolla un modelo basado en teorías de juegos para explicar las arenas de negociación de políticas; en dichas arenas ciertas características caracterizan el policy making.
Estas áreas también dependen de las reglas institucionales que las caracterizan. En algunos modelos, que buscan lograr un amarre entre el proceso de diseño y el de implementación, se separan las políticas en función de sus entornos, de allí que para algunas sea posible el diseño completo, mientras que en otras el foco esté en los mecanismos de adaptación. Es decir hay múltiples procesos con múltiples etapas que dependen de los contextos.
De igual forma, las políticas responden a la institucionalidad de reglas que las rigen, por ejemplo en Guatemala existe un trasfondo institucional que debe ser sujeto de gestión (Gómez 2007).
De esa cuenta, vinculando la institucionalidad formal, los contextos y las cualidades de ciertas políticas, es viable diseñar características de referencia que puede apoyar o no a la gestión del proceso. Ello es lo que se realiza a continuación para plantear un esquema de análisis que se utiliza para evaluar el diseño de plataformas políticas, que al final es un diseño anticipado de políticas específicas.
La institucional formal de las Políticas Públicas en Guatemala, establece entre el esquema de políticas a la Política General, las Políticas Transversales*, las Políticas Sectoriales y las Políticas de Desarrollo Urbano y Rural. Para cada una de ellas se establecen modelos de gestión y objetivos diferenciados, como ejemplos: a la Política General se le otorga un carácter vital para encauzar instrumentos generales de gestión, como el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Nación, en tanto a las políticas sectoriales se les ancla a la responsabilidad de los Ministerios, en la mayoría de casos. (Gómez 2007)
Tal esquema es oportuno en tanto permite enlazar la Política General a las Plataformas Políticas de la campaña electoral, a la espera que posteriormente se desarrollen otras políticas sectoriales y se enlacen a los planes de desarrollo que se establezcan.
Con dicha separación, conviene retomar las categorías de evaluación de Tommasi (2006 ), siendo estas: Adaptabilidad, Eficacia, Coherencia y Coordinación, Orientación al Interés Público, Implementación y Estabilidad. Aplicando sobre dichas categorías criterios de validación, se puede tener una medida de la calidad de las políticas públicas y en este caso de la calidad de las plataformas, reconociendo el proceso integro de políticas públicas.
Una aclaración y un ejemplo son oportunos. Actualmente el sistema político se encuentra en una contienda electoral y son planteadas distintas plataformas políticas, las mismas pueden evaluarse considerando su eventual vinculación a la Política General de Gobierno. El interés público está afincado en Guatemala no solo en la búsqueda de soluciones a los tradicionales problemas como el desempleo y la pobreza, sino también en el combate a la corrupción y la impunidad. Estas y otras áreas se han impuesto en la evaluación como representativas del interés público general, sin menoscabo de cualquier otra política puntual. El criterio para selección es que sea general en el campo de las políticas, es decir que trascienda lo sectorial y lo transversal.
Como ejemplo, una plataforma está orientada al interés público si considera los temas desempleo, tiene coherencia y coordinación para tal efecto, basándose en la evidencia sobre el problema a resolver, mostrando la amplia variedad de factores que condicionan el desempleo, como son educación, discriminación, transporte, salarios; y logra coordinación en tanto propone modelos de gestión que puedan solventar las dificultades que implica lograr acuerdos con los distintos entes involucrados en la generación de empleo. Dicho objetivo también cumple el criterio de calidad de implementación, si establece una meta en términos de empleo, considerando la línea base, y diseña mecanismos para dar seguimiento y evaluación; cabe recordar que en Guatemala no hay un sistema recurrente de información al respecto. Lograr esta meta también pasa por hacer uso de las mejores políticas costo efectivas y no aquellas que se saben no producen los resultados esperado o son de alto costo. La estabilidad busca verificar que hayan cumplido con respetar las políticas vigentes o potenciarlas, por ejemplo si considera los acuerdos vigentes en materia legal. Las políticas también necesitan flexibilidad dado que no pueden escribirse en piedra, como ocurre con asignaciones fijas.
En resumen, el modelo de evaluación implica considerar el esquema institucional vigente en Guatemala, separar los tipos de políticas que permiten vincular a las plataformas políticas, identificar las cualidades que vinculen diseño e implementación, definir criterios para evaluar las cualidades y por último asignar un criterio cuantitativo.
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