El crecimiento potencial suele definirse como la tasa de
crecimiento económico consistente con un nivel “normal” de desempleo (Gordon 2014). Las implicaciones de crecer económicamente
cerca de las tasas potenciales tiene implicaciones importantes: i) afecta el
ingreso promedio presente y futuro, ya que condiciona el mercado laboral y por
ende la cantidad de empleos; ii) afecta la demanda de bienes futuros, tanto de
inversión como de consumo; iii)
determina la política fiscal y monetaria, ya que por una parte es un insumo
para algunas técnicas de programación, como la regla de Taylor, y, modifica los
ratios de largo plazo, como el de deuda a GDP. Algunas estimaciones muestran
que Guatemala está creciendo a su nivel potencial, lo que lleva a suponer una
tasa “normal de desempleo”; de ser así, el foco de la discusión está en el
mercado laboral[1].
FMI (2013) ha
estimado que el crecimiento potencial está cerca del 3.5% anual y que el GAP de
crecimiento (brecha observada respecto
al potencial) está prácticamente cerrada; aunque otras metodologías sugieren la
existencia de un significativo GAP pasado, el crecimiento potencial estaría en
el 3.7%.
De continuar la tendencia de mayor crecimiento, las
políticas para el empleo deben fortalecerse. Al igual que otros estudios, FMI
2013 indica que la barrera de la productividad de factores es una importante restricción en la calidad
del empleo, de esa cuenta que las recomendaciones ocurran más por el lado de la
oferta, entre ellas, conforme BM
2014: i) revisión de las cargas regulatorias para crear empresas formales y
por ende empleos formales; ii) aprovechamiento de la heterogeneidad en creación
de empleo por tipo de empresas, algunas, como las orientadas a la exportación,
han creado el doble de empleos que otras de igual tamaño; iii) un crecimiento
de 10% en capacidad tecnológica aumenta en uno por ciento la tasa de empleo
entre empresas; iv) contrario a la tradicional captura del estado, los
privilegios y corrupción desalientan la creación de empleos; v) el respeto a la
legislación laboral puede ser una causa fundamental de progreso. Otros factores
estructurales como el aumento de capital humano, condiciones básicas de
infraestructura y otras son importantes.
Estamos creciendo económicamente a tasas cercanas a nuestro
potencial, de esa cuenta el paso siguiente es hacía la calidad del crecimiento.
El abanico de posibles reformas o políticas públicas es amplio y en su eje está
el mercado laboral. La confección de políticas, su alcance y efectividad, como
de costumbre, quedará en las manos de
aquellos que están o estarán en la cancha de la gestión de estas políticas.
[1] La
llamada economía heterodoxa no recibe bien la existencia de una tasa de
crecimiento de largo plazo, para fines operativos me encasillaré en la economía
convencional.
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