Netflix ha barrido con el modelo tradicional de negocio en la televisión. Basta una contraseña de red social o US$6 al mes para ingresar a su plataforma, en la cual se encuentran series como “House of Cards”, que recientemente recibió múltiples premios y el documental Virunga, el cual que relata una historia de presunto financiamiento de guerras por parte de transnacionales para tomar el poder del país para la explotación del petróleo. Este último me ha llamado la atención y quisiera comentar.
Para introducir el documental es oportuno recordar que, de
acuerdo a Wikipedia, la República
Democrática del Congo fue hasta 1908 propiedad de Leopoldo II, Rey de Bélgica, posesión
territorial que incluía las millones de almas que lo habitaban. Fue hasta 1908 que la situación cambió, ya que el territorio
pasó de ser propiedad de Leopoldo II a
ser propiedad del Gobierno Belga. Hasta 1960, después de un adoctrinamiento
cristiano, la esperanza de vida llegó a 40 años. Como suele pasar, como alternativa
política a su vecino, con gobierno de corte marxista, en la RDC de ese entonces
se instaló una dictadura, apoyada por otro bando. Fue hasta el año 2006 que se llevaron
a cabo las primeras elecciones democráticas. Desde 1976 existe el Ebola en la
RDC, las mujeres prácticamente no tienen derechos. La RDC es el país más pobre
del mundo, al 2011.
Siguiendo el corte disruptivo de Netflix, el documental Virunga
se adentra en la vida de la comunidad de Guarda Bosques del Parque Nacional
Virunga en la República Democrática del Congo. Como todo documental que cautiva, Virunga
expone muy bien las razones de vida del guardabosques, su familia, su comunidad
y, sobre todo, el habitad en el que coexisten. Como aquellos momentos de
felicidad, Virunga refleja los éxitos alcanzados por salvar los bebes Gorilas huérfanos,
y el regreso de varias especies en la convivencia tradicional. Sin embargo, condicionado por las malas prácticas del
progreso económico, Virunga pone en perspectiva el deterioro causado por las
guerras y especialmente por esa maldición de los recursos naturales, que hace
que se anteponga la avaricia y el dinero sobre la vida.
Contrario a las ideas que promueven un complot mundial
contra el progreso por parte de los habitantes de los territorios, Virunga
traslada el sentir humano expresado literalmente por uno de los guardabosques “no
queremos que nuestros hijos hereden un mundo tan descompuesto como el nuestro”. El documental está en alta resolución y en español.
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