El Proyecto de Presupuesto General de Ingresos y Egresos del
Estado para el ejercicio fiscal 2016 ha sido blanco de serías críticas, incluso
se ha etiquetado como un
mamarracho que hasta los diputados lo han rechazado. Desde un balcón menos
apasionado, se puede decir que “el proyecto“, lastimosamente, incluye prácticas
que con los años han perdido su esencia técnica.
Con esos antecedentes, cabe englobar algunos aspectos de su formulación:
- El escenario de ingresos tributarios no incluyen reformas trascendentales, este fue definido en los mismos meses que se develaran las líneas de corrupción. A estas alturas no existe evidencia cierta de las reformas y su impacto en la recaudación. Hablar de impacto no radica en ver cuanto más se recauda, sino en cuanto se reducirá la evasión.
- El “gobierno de transición” planteó realizar una reestructuración la cual se esperaba llevará a desaparecer gastos innecesarios. El proyecto no incluye ninguna reforma trascendental y programa recursos en prácticamente los mismos programas y a la misma estructura.
- El gasto incluye aún proyectos en los cuales se desconoce su evaluación y la injerencia de las distintas redes de corrupción. En la ciudadanía aún están retumbando las palabras y las imágenes de diputados intentando negociar proyectos con el Ministro de Desarrollo Social, en esas pláticas se evidencia la forma de asignación de proyectos y los porcentajes a ser distribuidos, con esos y otros antecedentes hablar de calidad e incluso de gasto es algo inverosímil.
- Este año no se programó la aprobación del financiamiento de préstamos y corre un alto riesgo de perderse la aprobación del préstamo de educación financiado por Alemania. No solo no hay avance en este tema sino un retroceso en lograr la articulación del financiamiento a la presupuestación. Esta línea de trabajo llevará a que se tenga que recurren a fuentes que son el triple de caras para el ciudadano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario