¡Si, si y sí!, que si hay que aumentar la recaudación y reducir la
evasión, eso es indiscutible, la pregunta es ¿cómo?. Al igual que ocurre en las políticas sociales,
el mundo está lleno de esfuerzos que no son efectivos y en el peor de los casos
son contraproducentes; con buenas intenciones se reparten computadores sin
saber su efecto, y se dota de libros a estudiantes sin saber si serán leídos;
la evidencia en países pobres muestra la ineficiencia de múltiples inversiones ¿Cómo
se ve esto en el caso de la SAT?
En Guatemala llevamos años realizado distintos
proyectos sin saber su efectividad, por ejemplo se ha ensayado durante años con
el programa de cultura tributaria, la lotería tributaria, los planes de fiscalización,
la fiscalización por segmentos de contribuyentes, la supervisión en campo, la
implementación de la cuenta corriente, la adopción de nuevas tecnologías, como Declaraguate,
la implementación de medidas administrativas y tributaras, y otras. Si bien la
ciudadanía tiene una idea del bajo aporte global de las reformas tradicionales,
en la realidad no sabemos el aporte de cada una de estas intervenciones y por ende
no sabemos si debemos continuar con ellas, desbaratarlas o crear nuevas medidas
de política.
Por suerte, el mundo avanza y el conocimiento también,
al menos en otros países. Las evaluaciones de impacto tienen como fin conocer
el efecto de una o varias intervenciones, aislando los efectos de otras
medidas. Recientemente CAF ha publicado los resultados de un estudio para determinar
“¿Cuál
es el mecanismo de cobro más costo-efectivo para la recaudación tributaria?,
de este estudio:
- Las visitas personalizadas son estrategias efectivas, pero si el contribuyente es localizado en su lugar de trabajo o domicilio. Si las visitas se hacen en otro lugar, el efecto es similar al causado por enviar correos electrónicos
- Las llamadas aumentan la probabilidad de pago, si el monto a pagar es considerable respecto a sus ingresos.
Pues bien, aceptando la necesidad de fortalecer la
SAT es oportuno basar las políticas en evidencia y especialmente en promover lo
efectivo, eliminar lo inútil y crear lo necesario, especialmente formas novedosas de avanzar
en lograr una administración tributaria de primero mundo. Lo peor que nos puede pasar es mantener el trillado principio de hacer lo mismo y esperar resultados diferentes.
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