Las últimas proyecciones públicas en materia fiscal indican que la carga tributaria esperada para los próximos 2 años sería de alrededor de 10.6 %, este indicador estaría en su nivel más bajo de los últimos 15 años. Obviamente, dado que ha aumentado la base imponible y las tasas generalmente han estado estables, la única explicación es que la evasión ha venido profundizándose.
Por una parte, algunos grupos, de forma insistente, apuntan a reformas tributarias como cambios de tasas; por otra parte, otros grupos indican que la reforma debe ser integral, a la vieja usanza del pacto fiscal. Por esta vez, yo rehuiré de ambos enfoques y regresaré centrándome en una vieja y olvidada sentencia: la política de ingresos fiscales en Guatemala es la política de administración tributaria.
Siendo así, ¿Cómo hacer para ver con otros ojos o al menos ajustar el alcance de observación? Para ir abonando en ello, el documento cumplimiento tributario y administración tributaria, hace un recuento de las distintas teorías para abordar el cumplimiento tributario y la administración tributaria. Las nuevas teorías han puesto su enfoque en las reglas, la reputación, la cohesión social, y la importancia del tejido social para el pago de impuestos. También se han retomado enfoques de grupos etareos, procesos cognitivos y aspectos psicológicos. El enfoque se convierte en gestión del cumplimiento, más que en el fomento de auditorías extensivas, por si solas.
En todo caso, como de costumbre, el cambio de paradigma requerirá de personas que promuevan la iniciativa pública, la sepan gestionar y evaluar constantemente. Con ello, quizás, podríamos dotar de recursos al estado, sin pasar por la cantaleta del cambio de tasas.
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